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lunes, 11 de abril de 2011

EL BIBLIÓFILO, AQUEL EXTRAÑO SER

Los libros de fondo antiguo (1471 - 1800) siempre han sido estudiados por grupos muy reducidos de eruditos, bibliotecarios, bibliógrafos, bibliófilos e investigadores. 

El ser bibliófilo es una adicción sobre los libros que transforma tu tiempo y tu mente. Si definiésemos bibliofilia como "amor a los Libros", muchas personas serían bibliófilos; por lo tanto, una buena definición sería "amor desenfrenado al libro", pasión, al fin y al cabo. Así, la RAE describe la bibliofilia como "pasión o afición por el libro en razón de su valor histórico o estético, especialmente por los antiguos, raros y curiosos".


Se trata de una definición con acento en el continente del libro más que en el contenido, en factores exógenos más que endógenos, en el cuerpo más que en el alma. Pero debemos de tener en cuenta que lo que diferencia a un bibliófilo de un mero coleccionista, es que el texto de nuestra obra va a ser el alma,  siendo por tanto el contenido lo que dará valor al libro y el continente tan solo lo acrecentará.

Por tanto, bibliófilo es sinónimo de "coleccionista de libros", pero como no se puede coleccionar todo lo publicado, es necesario una acotación o especialización. Así pues, un bibliófilo es aquel que tiene una biblioteca temática o una colección con uno o varios hilos conductores que la diferenciarán de las demás. Para conformar dicha colección hará falta tiempo (para documentarse, localizar e informarse) y paciencia para ir formando la colección (puesto que muchas veces algunos libros tan sólo aparecerán en el mercado cuando su anterior coleccionista ha muerto o se ha desecho de su biblioteca; además que también influye el factor suerte - de encontrarse con dicho ejemplar).



Cuanto más completa llegue a ser una colección (nunca se termina de completar), más se incrementa en su estimación y valoración. 

"Se ama lo que se conoce", y es por ello que el bibliófilo debe poseer unos conocimientos de cierta relevancia: sobre el libro y su historia, bibliografía, edición, técnicas de impresión, tipografía, tipos, características del papel, ilustración, encuadernación, etc. Además de contar conocimientos sobre el tema de su colección. 




¿Dónde podremos encontrar este tipo de ejemplares?

El bibliófilo, con una serie de herramientas: los repertorios Bibliográficos, los catálogos de librero y casas de subastas e Internet (una gran feria mundial), deberá buscar en:
- El mercado real (actual): se trata de la oferta de libros que existen en las librerías anticuarias. 
- Mercado potencial: los libros existentes en bibliotecas de otros bibliófilos y particulares.
- Mercado de fondo antiguo: un mercado finito y de oferta limitada, a repartir entre el mercado real y el potencial. 

El mercado del libro antiguo pues, está conformado por un 80% libreros que se encuentran localizados y domiciliados (los auténticos profesionales de la compra - venta del libro antiguo) y un 20% de particulares (que en un principio serán demandantes y posteriormente - con bastante posterioridad - demandantes).




Pero: ¿qué están valorando los bibliófilos?, ¿qué están comprando? y ¿qué están pagando?

Los libros en general y las novedades en particular, que inundan las librerías de los grandes almacenes son artículos de consumo y de ocio (salvo los de texto, que son herramientas de trabajo) pero nunca una primera necesidad, por lo que se someten a las leyes de la oferta y de demanda. 

Los libros antiguos, de bibliófilos y de colección, por su parte, se convierten en artículos de lujo, en obras de arte, formando parte del mismo mercado que las obras de arte y antigüedades; que por lo general, serán comprados por personas que tienen sus necesidades básicas de uso y consumo cubiertas.

Éste siempre mirará desde el punto de vista histórico - cultural, estético y de rareza, buscando siempre la excelencia (a diferencia de un investigador, bibliotecario o bibliógrafo). Por ejemplo, a un bibliotecario no le servirá para nada un libro intonso (libro con pliegos sin guillotinar). 

Así, aspectos a valorar pueden ser:
1. El contenido: examinando tanto obra como autor y materia sobre la que versa el ejemplar.
2. La antigüedad: la época del ejemplar.
3. El estado del ejemplar: mejor cuanto más se asemeje a su estado inicial de fabricación (primera edición).
4. Que esté completo, falto o mutilo.
5. Calidad del papel.
6. Procedencia, presencia de autógrafos, comentarios manuscritos y otras señas de identidad (como ex-libris).
7. Taller tipográfico en que fue realizado: lugar y origen.
8. Artes gráficas: diseño, materiales utilizados, márgenes.
9. Ilustraciones, dibujos y grabados.
10. La encuadernación: si es original o reencuadernada.


¿Cómo deshacerse de los libros?

Al final (aunque sea lo más tarde posible), el bibliófilo sólo tendrá tres salidas para desprenderse de sus libros:
- Donación.
- Fundación.
- Venta.





FUENTE: Nosotros los bibliófilos, Conferencia de Joaquín González Manzanares