La influencia de la cultura romana se tradujo en todo. Por supuesto, en la escritura también. Dentro del esquema de una letra romana, cualquiera puede partir, perfectamente, de un cuadrado, acuartelado, dentro del cual diseñamos la letra. Para dibujar sus letras (en cuyas terminaciones, tan sólo tendría unas ligeras y sobrias florituras, como podemos ver en la siguiente imagen) los romanos utilizaban un "stilus", pero cuando hablamos de "stilus" nos estamos refiriendo a un nombre genérico (podía ser metálico...).
La mejor heramienta es el "calamus" o caña", y de hecho, hoy en día, con todos los avances que hemos experimentado en la fabricación de plumines, aún no se ha podido superar a la caña, puesto que permite una ligera flexibilidad, al mismo tiempo que m antiene la firmeza que permite dibujar las terminaciones de las que hablábamos. Al precio que tienen hoy en día las plumas, se puede tener en consideración elaborar "calamus" caseros. Para ello, se han de buscar pequeñas cañas (las cuales tampoco son muy fáciles de encontrar), al cual se le corta la punta con una navaja muy afilada de forma transversal y se le practica, con una cuchilla de afeitar o un cuter, un corte central en la punta. Se trata de la mejor pluma que podemos encontrar a la hora de hacer una letra romana.
Pero si lo que queremos es escribir realizando diseños con letra gótica, el "cálamus" nos sería insuficiente. Esto se debe a que la letra gótica tiene una serie de terminaciones en punta y una aperturas en zonas medias, sobre todo en rúbicas, que hace falta una pluma cuya punta sea flexible. Es por ello por lo que se comenzó a escribir con pluma de ave, la cual reunía los requisitos mencionados. Más tarde, cuando comenzaran a fabricarse plumines metálicos, todavía se podía hacer algo con aquellos viejos plumines si bien los auténticos pendolistas no tenían más remedios que seguir utilizando las plumas de ave.
Se comenzaron a fabricar plumas de caligrafía con el plumín partido. Esto se agradeció, puesto que a veces hay que escribir mucho texto en minúsculas y siempre es un alivio poder contar con una carga de tinta. Pero cuando llega el momento de las mayúsculas y de las rubricas, arabescos, adornos... etc. el problema aumenta. Bien es cierto que se han hecho estos plumines en tres tamaños, aunque con todo esto, el problema no quedaría completamente resuelto. La ventaja que tienen dichos juegos son que algunos plumines anchos pueden resultar muy útiles en determinados momentos.
No obstante, pese a todos estos avances experimentados y la creación de todos estos juegos, no podemos evitar el recurrir a las plumas de ave (ni tampoco debemos hacerlo). Tampoco es fácil de conseguir, pero una vez contemos con ella, habremos de limpiar la punta de la pluma y seguiremos los mismos pasos que con el "cálamo" de andar por casa respecto al corte de la punta. Así, obtendríamos algo así:
En cuanto a las letras góticas, decir que está basada en seis trazos de pluma en total. En los cuales, todo el tiempo se mantiene ésta a 45º de una línea de referencia horizontal.
Las variaciones de estos 6 trazos, además, pueden ser ensamblados en orden de crear las letras. Manteniendo la pluma en contacto con la superficie de escritura al transitar del trazo 1 hacia un trazo 2 inferior, se consigue una escritura gótica muy simple.
Decir también que su estructura viene determinada por unos cuantos principios que merece la pena entender, puesto que, una vez aprendidos estos trazos básicos, todas las minúsculas se podrán dominar fácilmente. Además, se muestra también un pequeño esquema sobre un principio cuaternario (tierra, mar, aire y fuego) y dos principios ternarios:
Debemos de mirar a estos modos antiguos de realización de tipografías, no solo de cara a incluirlas en nuestros maravillosos programas de ordenador, sino a aprender a utilizarlas y a dibujarlas también a mano, puesto que todo este tipo de influencias enriquecerán considerablemente nuestros diseños. Os animo a que os fabriquéis algún que otro utensilio y os pongáis manos a la obra.
Fuentes: